La nada en mis manos
los miedos repasan.
El reloj de cuco
se burla en mi cara.
Miedo de estar muerta
con las manos blancas
los labios cosidos
la garganta ajada.
La nada nadea
dueña de mi casa
con geranios secos
me lavo la cara.
No hay sepultura
más seca y amarga
que este pozo negro
donde veo mi infancia.
Niñez quebrada.
Pasan los recuerdos
en cajita blanca
mortaja que cubre
toda mi esperanza.
Ah, quién pudiera
volver la cara
y llamar a gritos
a gritos con garra
a gritos urgentes
a toques de campanas
llamar, llamar
gritar, gritar,
que venga a mi casa
que abra mis ventanas
y pronuncie mi nombre
-que nadie proclama-
y su voz compasiva
se acerque a mi alma
y derrita el hielo
que cuaja mi casa.
“A ti te digo, muchacha:
sal fuera, estás viva”.
Y de mis manos
huyera la nada.
Segundo premio, en la modalidad Local, del XIV Certamen de poesía "Pepa Cantarero"
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