viernes, 13 de agosto de 2010

"Ego" de Ana Cortés Nieto

Me preguntas si estuve
y, no, no respondo,
no voy a verme envuelto en mi marea,
de amores odios o venturas,
ni amar en un segundo, el odio y la venganza.

Ni quiero ser la brizna o el polvo
de un camino desandado.

Soy, el laberinto de sueños sin mentiras,
el correr del agua en el arroyo perdido,
en los troncos de los árboles muertos,
el vapor que flota en la atmosfera del tiempo.

No existe la verdad en los sueños,
es todo opaco o cegadora luz,
de astros oprimidos.

Es, el no ser siendo y el no estar,
queriendo ser, parte integra del todo.

Es lodo, a veces cenagal,
de costumbres impertérritas, que avasallan.

El yo imperturbable, se muestra ante el espejo,
inexistente, irreal, pero palpable
al ego que te ahoga y oprime con fuerza.

La frente con sudor, lívido el rostro,
la garganta que oprime tus palabras,
el no saber si la noche es claridad
o el día es noche, si saldrá la luna
como siempre o...quedará oculta
en los pliegues del pasado.

No, no me preguntes, mas no era yo,
pudo ser, el ego que abraza mis sentidos.

Te escribiré un poema de amor o desamor
te dejaré mis letras prendidas en el aire.

Y sentiré que sueñas en mis noches,
que abres tu ventana, al tiempo de mis días,
y quedaré escondido en laberintos nuevos,
trenzando con estrellas fantasías,
navegando en el mar de tus recuerdos,
cuando mi barca surque el océano,
azaroso y gris de mis tinieblas,
quedo, entre nubes de algodón de azúcar,
soñaré que se bañan nuestras almas,
en transparentes, cristalinas
metas de evocación nocturna
y de lamentos grises.

Atraparé las aves con mis manos
esas que vuelan del alma al infinito,
y en madrigal de espumas,
labraré lamentos, en corazón de piedra,
resurgiré de mi nada, para llegar
al todo de tus días y sembraré ramilletes
de bellas esperanzas.

Olvidaré el dolor, de las paredes viejas,
techaré, tu casa, con la sombra
infinita, que siempre te acompaña
y amoblaré tu corazón,
con mimbres amarillos,
colgaré en las ventanas de tus ojos
la belleza imperturbable de la rosa,
y moriré de amor si es necesario,
para volver a nacer con el ímpetu
de las olas, que rompen, en las rocas
que yacen oscuras, impertérritas,
en el fondo de mi mente.

Te pediré que vuelvas y alojes tu verdor,
tu negro fruto,
en las entrañas profundas de mí ser,
que arropes mis sueños con tu luna,
que invadas mi estancia,
con el profundo aroma de tus jaras,
el olor de tus patios en estío,
el jazmín que en mi infancia
me arrullara, en las tardes de siesta,
o el trueque de viejas alpargatas,
por el enorme cucurucho de torraos.
Ya ves, a lo que me lleva,
el laberinto infinito del recuerdo.


Primer Premio,en la modalidad local, del XIV Certamen Poético "Pepa Cantarero"

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