lunes, 24 de octubre de 2016

20º aniversario del premio de poesía "Pepa Cantarero"

Con motivo del vigésimo aniversario del premio literario creado por Pepa Cantarero, la escritora dio un emotivo discurso.



Os dejamos el texto con el que celebró esta longeva andadura. 

 
RECORRIDO DE ESTOS 20 AÑOS


Que veinte años no es nada dice la canción

Y no es verdad, 20 años es una importante andadura y si no que le pregunten a nuestra piel, a nuestras ilusiones, a nuestra alma o espíritu (que al parecer son sinónimos), aunque algunos sostienen que no tienen nada que ver, puesto que:

En el alma residen los elementos que nos hacen humanos como el intelecto, pensamiento, ideales, amor, emoción, discernimiento, decisión…

En cuanto el espíritu, es toda comunicación de Dios con el hombre y sus funciones primarias son: conciencia, intuición y comunión.

-El alma es inmortal, pero el espíritu no.

-El alma tiene que ver con el aspecto emocional y con la vida misma de las criaturas, mientras que el espíritu es la fuerza que permite que el cuerpo funcione.

Y os preguntaréis qué tiene esto que ver con lo que nos trae aquí ¿no? Pues eso digo yo.

Ah, sí, viene a colación porque hoy cumple dos décadas este certamen poético al que un día decidieron ponerle mi nombre; y yo lo estoy celebrando con el alma y el espíritu al mismo tanto por ciento.

Y para salir de esta digresión y centrarme en lo que quiero decir… es tan simple como GRACIAS. Gracias a todas las personas que a lo largo de este recorrido han hecho posible que este certamen goce cada vez de mejor salud y calidad. Esto último, mérito exclusivo de los autores que nos regalan su buen hacer en este género.

Gracias al ayuntamiento de Baños de la Encina y a las personas que siguen haciendo posible la permanencia del Premio Nacional de Poesía Pepa Cantarero.

Premio que durante años anduvo solo, y al que se han ido uniendo el del poeta y maestro de ceremonias: Alfonso Monteagudo, Relatos y Cuentos, Microrrelatos… Y el que estrenamos hoy: Primer Premio de Novela corta Castillo de Baños de la Encina. Todo esto, promovido por un alcalde, Antonio las Heras que apuesta en firme por la literatura.

Y terminaré igual que empecé con un concepto abstracto: si yo creyera en la felicidad, me atrevo a decir que, ahora, en este preciso momento, casi puedo rozarla. Mi agradecimiento más sincero.

Pepa Cantarero


Entrega de premios del Certamen literario "Villa Baños de la Encina" 2016


El 15 de octubre a las 20:00 h. se celebró la entrega de premios del Certamen literario "Villa de Baños de la Encina". El acto tuvo lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento.

Foto del jurado, ganadores y familiares



Los premios se han publicado en tres libros.





IV Certamen Nacional de Microrrelatos "Villa de Baños de la Encina"

Ganador

"El náufrago" de Plácido Romero Sanjuán




Accésit

  • "Queso parmesano" de Emilia Luna Martín





  • "A suertes" de Francisco José Segovia Ramos

  * No pudo asistir a la ceremonia para recoger su premio


V Certamen de Cuentos y Relatos "Villa Baños de la Encina"

El jurado decidió dejar este premio desierto.


IV Certamen Poético "Alfonso Monteagudo"

Ganador

"Interiores" de Carlos Javier Corral López

  * No pudo asistir a la ceremonia a recoger su premio


I Certamen de novela corta " Castillo de Baños de la Encina"

Ganador


"Luciérnaga" de Juan Lekue Goikuria









XX Certamen Nacional de Poesía "Pepa Cantarero"

Ganador


"Geografía ausente" de José Ramón Ayllón Guerrero





** Fotografías de Vera Batkova


viernes, 21 de octubre de 2016

Día de la Biblioteca 2016



Por iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, desde 1997, en colaboración con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, cada 24 de octubre se celebra el Día de la Biblioteca, con el objetivo de concienciar a la sociedad de la importancia de la lectura y como homenaje y reconocimiento a la labor de los bibliotecarios y bibliotecarias.

Cada año se encarga a un escritor y a un ilustrador, ambos de reconocido prestigio, la redacción del pregón y el diseño del cartel que se difunde entre todas las bibliotecas de España, asociados e interesados.

Este año las autoras seleccionadas son Ledicia Costas, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2015, y Elena Odriozola, Premio Nacional de Ilustración 2015.



Una luciérnaga es una isla perdida en la noche más densa. Cien luciérnagas, una constelación misteriosa que marca el rumbo hacia otros universos. Así, con esa estrategia de luz, se organizan los libros que moran en las bibliotecas. Son caricias fosforescentes que incendian los sueños y recomponen los corazones grises hasta hacerlos recobrar su color rojo brillante. Cualquier individuo que padezca el síndrome del corazón gris, debería ponerse en manos de un experto y visitar una biblioteca.

Para escribir un libro, además de hacer malabarismos con las palabras hay que ser una desvergonzada o un loco. Un atrevido, una excéntrica descontrolada. Llevar un calcetín de lunares, otro de rayas y los pelos de punta. Una cresta como las que lucen las cacatúas sería un peinado muy interesante para un escritor. Solo las mentes más disparatadas son aptas para escribir libros. Pero para custodiarlas no es suficiente con tener un desajuste en los cables cerebrales. Es indispensable ser de fuera. Un extraterrestre. Las bibliotecas albergan seres con antenas giratorias, cerebros millométricos que memorizan títulos rebuscados, rimbombantes, campanudos. Las personas que custodian libros siempre me han parecido criaturas singulares. Están dotadas de extremidades retráctiles que estiran y estiran hasta alcanzar aquel volumen al que parecía imposible acceder. A continuación, como si nada, se recomponen y todo vuelve a su posición natural. Parecen seres humanos, pero a poco que les observes percibirás que no son de aquí. Una de las cosas que más me fascina de los bibliotecarios es su cerebro. ¡Me parecen tan listos! Los libros fabrican pensamientos. Pasar tantas horas dentro de una factoría de ideas es bueno para tener un corazón rojo y brillante y una cabeza repleta de planes fantásticos.

Alguien me han contado que el 24 de octubre es el Día de la Biblioteca. Sería genial organizar una fiesta con confeti y pompas de jabón. Celebrarla por todo lo alto. Me encantaría vestirme para tal ocasión como el personaje de algún libro, sentarme en la mesa de una biblioteca de la ciudad donde vivo y esperar a que fueran a visitarme. En las bibliotecas puedes ser quien tú quieras. Desde Mary Poppins hasta Matilda, Atreyu, Drácula o incluso Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Långstrump. Puedes ponerte botas de pelo, plumas, zancos y sombreros. ¡Sombreros! ¡Eso es! Imagino a una pequeña lectora acercándose a mí discretamente, atraída por los colores y formas de mi sombrero:

—Sombrerera loca, ¡qué fiesta más maravillosa! ¿Sería tan amable de servirme una taza de té?

Yo se la serviría con mucho gusto, poniendo cara de mujer refinada, y luego ambas haríamos ruido al tragar. Sonaría algo parecido a glup glup glup. Y antes de que nos diese tiempo de romper a reír de forma desenfrenada, aparecería el bibliotecario, como surgido de la nada, que para eso poseen la facultad de materializarse delante de ti en el momento más inoportuno, y nos advertiría de que las bibliotecas no son merenderos. Hay que reconocer que son únicos custodiando tesoros. Extraterrestres con el corazón rojo y brillante. Qué cosa tan extraordinaria. ¡Feliz Día de la Biblioteca!


Texto: Ledicia Costas / Ilustración: Elena Odriozola