El 24 de octubre se celebra en España,
como cada año, el Día de la Biblioteca.
Desde 1997 se conmemora este día, por
iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y
Juvenil con el objetivo de concienciar a la sociedad de la
importancia de la lectura, dar a conocer la labor de las bibliotecas,
sus servicios, sus recursos profesionales y como homenaje y
reconocimiento a la labor de los bibliotecarios y las bibliotecarias.
Cada año se encarga a un escritor y a
un ilustrador, ambos de reconocido prestigio, la redacción del
pregón y el diseño del cartel que se difunde entre todas las
bibliotecas de España, asociados e interesados.
El pregón de este año, que
reproducimos a continuación, es obra de la escritora Gemma Pasqual,
y el cartel ha sido realizado por el ilustrador Miguel Calatayud.
La sin cuento
No quería ser princesa, no quería ser
liberada por el príncipe azul. Tampoco que el beso de un Príncipe
la devolviera a la vida; ni que la salvara de la explotación
infantil, no quería esconderse en la casa de los siete enanitos y
ser su criada hasta que un príncipe la viniese a rescatar. No era
capaz de renunciar a su voz por el amor de un muchacho; ni esperaba
que San Jorge la salvara del dragón. Nobles princesas condenadas a
dormir o al silencio, por orden de una madrastra, de un padre o de un
hada buena.
Y se calzó sus zapatos rojos y huyó
de su cuento, corrió y corrió buscando refugio, convirtiéndose en
una sin cuento. Era una sin libro, una sin papeles, no la querían en
ninguna parte.
En una cáscara de nuez navegó por el
Mar de las Letras, y naufragó. Nadaba contracorriente, fuertes olas
de frases la ahogaban, y cuando se dio por vencida y se abandonó a
su suerte, de repente, la salvó la capitana Pippi Långstrump, una
niña libre, generosa, que nunca se aburría, que se atrevía a
cuestionar el razonamiento de los adultos. Acompañada por Matilda
navegaban por el mar de las letras para rescatar a todos aquellos
personajes que se aventuraban a cruzar el mar buscando un cuento
mejor. Heroínas con fuerte sentido de la justicia y del deber de
proteger a los más débiles.
Finalmente, después de muchas
tribulaciones llegaron a puerto seguro, el Puerto de la Biblioteca,
el Paraíso del que le había hablado Borges. Un lugar lleno de
tesoros hundidos, como le había dicho Virginia Woolf; una nave
espacial que la llevaría a los puntos más lejanos del universo; una
máquina del tiempo que la transportaría al pasado lejano y al
lejano futuro; una salida a una vida mejor, más feliz y más útil,
como le explicó Isaac Asimov. Un lugar donde no necesitaba ser
princesa para ser la protagonista de todos los cuentos.
Larga vida a las bibliotecas, refugio
de todos, también de los sin cuento, de los sin libro, de los sin
papeles, de las niñas que no quieren ser princesas y de los niños
que no quieren ser héroes. Larga vida a los bibliotecarios y
bibliotecarias, guardianes del Paraíso, de máquinas del tiempo y de
grandes tesoros como son los libros.
(Texto: Gemma Pasqual i Escrivà. Cartel: Miguel
Calatayud)