El 23 de abril es un día simbólico
para la literatura mundial ya que ese día se celebra el Día
Internacional del Libro y del Derecho de Autor. La elección de esta
fecha se debe a que el 23 de abril de 1616 fallecieron Cervantes,
Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. La fecha también coincide
con el nacimiento o la muerte de otros autores prominentes como
Maurice Druon, Haldor K.Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel
Mejía Vallejo.
Por ello, la Conferencia General de la
UNESCO, celebrada en París en 1995, decidió rendir un homenaje
universal a los libros y autores en esta fecha, alentando a todos, y
en particular a los jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y a
valorar las irremplazables contribuciones de aquellos quienes han
impulsado el progreso social y cultural de la humanidad. Respecto a
este tema, la UNESCO creó el Día Mundial del Libro y del Derecho de
Autor, así como el Premio UNESCO de Literatura Infantil y Juvenil
Pro de la Tolerancia.
Cada año, la UNESCO y las tres
organizaciones profesionales internacionales del mundo del libro (la
Unión Internacional de Editores, la Federación Internacional de
Libreros y la Federación Internacional de Asociaciones e
Instituciones Bibliotecarias) eligen una capital mundial del libro
cuyo mandato empieza cada 23 de abril.
El comité de selección eligió
Atenas, capital de Grecia, en reconocimiento de la calidad de sus
programas de apoyo al sector del libro, que han facilitado el acceso
a los libros al conjunto de la población y, especialmente, a los
migrantes y los refugiados.
«El libro constituye el punto de
encuentro de las libertades humanas más importantes, entre las que
destacan en primer lugar la libertad de expresión y la libertad de
edición. Se trata de libertades frágiles». — Audrey Azoulay,
Directora General de la UNESCO
En España, el Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte ha difundido el cartel oficial. La imagen está
basada en el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, galardonado con
el Premio Cervantes 2017, y ha sido creado por Alfredo, Premio
Nacional de Ilustración 2017.
En Andalucía, la Consejería de
Cultura dedica este 23 de abril al poeta cordobés Pablo García
Baena, designado como autor del año por “su profunda renovación
en la lírica andaluza a partir de su propia tradición poética en
la que el barroco dialoga con la modernidad. Fue fundador del grupo “Cántico”, que dio sus primeros pasos hace setenta años, estableciendo un claro vínculo con la Generación del 27 y, muy especialmente, con Luis Cernuda”.
El Centro Andaluz de las Letras ha
editado la antología “Un navío cargado de palomas y especias”
que recoge 40 poemas de sus nueve libros publicados.
Está disponible en formato digital y
puede descargarse gratuitamente.
El Manifiesto a favor de la Lectura
2018 está elaborado por la poeta Juana Castro y bajo el titulo El
vicio más rentable, elogia el placer de la lectura y describe los
beneficios de leer un libro.
El vicio más rentable
En mi casa, no es que no hubiera
libros, es que no había ningún libro. Ni fascículos, ni
periódicos, ni novelas por entregas. Nada, ni una estantería. Por
eso, la primera vez que tuve un libro en las manos fue como si
poseyera el mundo. Se llamaba Letras y era todo él un festival.
Libro misceláneo, con ilustraciones, que incluía cuentos, fábulas,
poemas, canciones, y que combinaba diferentes tipos de letras: de la
manuscrita a la cursiva y de la caligráfica a la inglesa. De la
bastardilla a la gótica y a la redonda recargada, de títulos y
mayúsculas curvilíneas que talmente parecían bordadas.
Mi madre consideraba el estudio como
una dedicación absoluta. Leer libros que no fuesen los reglados era perder el tiempo, y el
tiempo pertenecía totalmente al objetivo único de estudiar. Por
eso, el día que descubrí la palabra mágica la utilicé como arma
incontestable:¡LITERATURA! Ser un libro de literatura o una obra de
literatura. El título o la autora que “venían” en la
enciclopedia o en mi libro de texto me concedía todas las bulas. Y
así pude leer bastantes libros, siempre que fueran aptos para mi
edad y siempre que no estuvieran prohibidos.
En vacaciones sí, en verano se alzaba
totalmente la veda, y por las tardes yo leía en alta voz para las mujeres del cortijo, mientras ellas
cosían. Leyendo en alto hice mi curso particular de
entonación-declamación y leyendo leyendo aprendí ortografía y
aprendí sintaxis: no había mejor aprendizaje que ver y leer lo
escrito. Leyendo leyendo adiviné el significado de las palabras, que
se deducía por el contexto. Leyendo leyendo recorrí el mundo.
Leyendo leyendo descubrí el placer y viví la libertad. Y leyendo
leyendo me zampé Don Gil de las calzas verdes, una de bandoleros,
Nada de Carmen Laforet, A orillas del Sar de Rosalía, las completas
de Federico… Y leyendo leyendo y más leyendo empecé a reunir mi
biblioteca y pude alzarme hacia otros mundos: revividos, recordados o
soñados.
Porque la memoria no es siempre
recordar lo que ha sido. Los árboles son también seres vivos, algo humano, en su cercanía rememoramos no
se sabe qué recóndita memoria genética o cuál otra onírica
realidad alternativa. A veces, un grupo de rocas me llaman desde la
ignota evocación de una antigua morada, cobijo o madriguera. ¿Con
qué sentido percibimos el clamor que nos llega por el olfato, la
vista, el oído…? ¿Por qué nos conmueve la poesía, esa aleación
de música y palabra?
Y es que, a veces, el leer da en el
escribir. Pues hay algo de extranjería y exilio que nos cerca, un
hueco de dolor o de júbilo que no puede ser colmado sino con la
palabra, la que intenta desentrañar el mundo.
Cuando vi por primera vez a Pablo
García Baena, autor de este año 2018, que nos dejó en enero
pasado, avanzaba por el pasillo central de un salón lleno de público
con varios libros en la mano. Pablo había leído y leía mucho,
porque todo le interesaba. Y en su mesa de trabajo también había
siempre libros, que unas veces traía el correo y otras releía de
entre su biblioteca.
Porque releer es volver al placer,
recorrer el trayecto de espacio-tiempo desde un yo que ya es otro. Leer: fascinación, embeleso. Objeto de
deseo, refugio, vicio solitario.
Loado sea el libro.
JUANA CASTRO
Poeta